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José María Vélaz

El Padre José María Vélaz nació en Rancagua, Chile, el 4 de diciembre de 1910. Contaba cinco años cuando murió su padre, quedando su madre a cargo de cuatro hijos muy pequeños. Cinco años después regresaron a España, donde estudió en el internado de los jesuitas en Tudela y en la Universidad de Zaragoza. En 1928 abandonó sus estudios de Derecho e ingresó en la Compañía de Jesús. Su formación y la situación política de España lo llevaron por varios países europeos y, cuando estaba esperando ser enviado China, sus superiores decidieron mandarlo a Venezuela en el año 1946.

En agosto de 1948, fue nombrado rector del Colegio San José de Mérida. Allí desarrolló el colegio y varias obras en la zona. Después fundó una red de escuelas en varios pueblitos andinos que dependían del citado colegio, para atender mayor número de alumnos. Cuando terminó su período de rector ideó una red de escuelas campesinas por los llanos de Barinas, pero el proyecto no fue aceptado por los superiores y en 1954 se le envió a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. El año siguiente, en uno de los barrios mas pobres de Caracas a escasos metros del Palacio Presidencial de Miraflores fundó Fe y Alegría.

En 1960 se retiró de la Universidad Católica para dedicarse tiempo completo a Fe y Alegría, que en esos momentos ya contaba con 6.000 alumnos de los barrios marginados de Caracas y había comenzado a extenderse a Maracaibo y Valencia. Siguieron las fundaciones en Venezuela y Ecuador (1964), Panamá (1965), Perú y Bolivia (1966), Centroamérica y Colombia, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, Argentina, Honduras, Paraguay, Brasil, República Dominicana, Chile, Haití y Uruguay, siguiendo un proyecto continental de alcanzar todos los países iberoamericanos. En 2008 comenzó también Fe y Alegría en África, concretamente en el Chad. Su último viaje le llevó hasta Caicara, Puerto Ayacucho, la Gran Sabana, para explorar la creación de escuelas para los indígenas. A su regreso a la escuela del río Masparro le sorprendió la muerte el 18 de julio de 1985. Murió en completa soledad, contento porque había logrado traer unas maestras para su nueva escuela campesina.

EL CORAZON DE FE ALEGRIA

En todas las partes del mundo el corazón es un símbolo de amor. Fe y Alegría se identifica con un corazón que lleva en su interior tres niños tomados de la mano. Fe y Alegría es un enorme corazón, una obra de amor a los niños y a los jóvenes que son lo más bello y más valioso en el mundo entero. 

Bellas son las estrellas del cielo, pero no hay estrella comparable a los ojos de un niño. Bellas son las flores, pero, ¿qué flor podrá compararse a un niño que corre, salta, ríe y va perfumando el aire con sus risas? Bellos son los ríos que andan por ahí llenando al mundo de vida y de canciones, pero ninguno tan hermoso como un joven, catarata de luz, torrente de vida y de belleza.  

.El padre José María Vélaz sabía bien que todos los tesoros del mundo no se pueden comparar con el valor de un solo niño. Por ello, quería que todos crecieran sanos, fuertes, felices, educados. A él se le entristecía el alma cuando veía que muchos niños crecían sin un verdadero hogar, sin la comida necesaria, sin risas, sin amor. Y sus ojos profundos se arrugaban de pena al ver que tantos niños pobres crecían sin escuela. El Padre José María sabía que la educación es el alimento del “EL PADRE JOSÉ MARÍA VÉLAZ sabía bien que todos los tesoros del mundo no se pueden comparar con el valor de un solo niño…” 5 alma, que sin educación el corazón se reseca, se llena de desiertos. Así como nadie puede vivir sin comida, nadie puede desarrollar su espíritu sin educación. Repetía una y otra vez que la ignorancia era la peor de las enfermedades, y que si queríamos un país fuerte, debíamos combatirla con decisión y vigor. Un niño sin escuela es una estrella que se apaga, una flor que se marchita, un arroyo que se seca. El Padre Vélaz no soportaba un país triste de estrellas apagadas, flores marchitas y ríos secos. El no quería un pobre país de niños sin escuela. Nadie debería quedarse tranquilo y feliz mientras quedara un solo niño sin educación, un solo niño con el corazón lleno de desiertos.

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